Jamás olvidaré el día que escuche a mi
madre responder esa llamada. Estaba sentada en el asiento posterior del carro
cuando sonó el teléfono y mi mamá contestó. "¿¡Que se murió!?" es la
única expresión que recuerdo con claridad de aquel momento cuando apenas tenía
nueve años y que la vida se ha encargado de ayudarme a superarlo a pesar de que
el recuerdo esta clarito en mi memoria. Inmediatamente después de mi madre
colgar nos dice llorosa: "murió". Para mi propia sorpresa la primera
persona en comenzar a llorar fui yo. No podía parar de hacerlo, no entendía
pero a la vez sí. Entendía que había muerto, que su alma ya había abandonado su cuerpo que comenzaba a volverse frío por la ausencia de un espíritu. Pero no entendía el porqué las
personas tenían que dejar de existir. Tal vez nunca se lo dije, o se lo
demostré, no lo sé. Era muy pequeña para recordar esos detallitos que aunque en
aquel momento parecían sin importancia, ahora hacen falta porque ya la persona
no está ahí. Creo que lo he superado porque siempre que la recuerdo pienso que
está en el cielo y se me escapa una sonrisa. Lo único que no hemos podido superar
de su partida es el interminable silencio que se forma por unos segundos, que
parecen horas, cuando alguien pronuncia su nombre.
Toda persona es capaz de realizar cualquier cosa en la vida, el único obstáculo para realizarlo es uno mismo.
lunes, 28 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
Tu eres lo que escribes
Estoy cansada de escuchar que las redes sociales son un arma de doble filo. Incluso, creo que el resto de la humanidad también. Todos lo sabemos. Sabemos que si publicas, escribes o comentas algo que se puede "malinterpretar" lo van a malinterpretar. Sabemos que compartir una foto casi desnuda o desnudo envía un mensaje distinto a que pretendas tener una relación seria. Sabemos que escribir literalmente todo lo que haces, provoca que tu vida sea menos privada. Tambien conocemos el lado bueno del mundo tecnológico. Es chévere que te puedes comunicar con tu mejor amiga en Europa o un familiar en Estados Unidos, también puedes enviar fotos a revelar sin tener que salir de tu casa-un exito-, y podemos verificar la cuenta de banco, comprar productos, en fin, creo, que hasta ordenar pizza. Pero entonces ¿por qué siempre tenemos que hablar de que "las redes sociales esto y las redes sociales aquello"? La realidad es que cada uno debemos autoanalizarnos aunque sea por cinco segundos antes de apretar el botón "enviar" o "publicar". Preguntarse: ¿Qué dice esto de mi? ¿Mis padres estarían orgullosos de mí? ¿Promuevo un cambio en la sociedad? Sería un ejercicio básico para evitar caer en ser más del montón o de enviar un mensaje a la sociedad que no deseas. No es pretender coartar la libertad de expresión, más bien, se trata de PENSAR en qué otras cosas podrían verse afectadas con tus actos. Tu eres lo que escribes.
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